En los negocios no solo hay que ser bueno, además hay que parecerlo.
Tengo comprobado que cambiar tu aspecto exterior contribuye a mejorar la imagen que proyectas hacia los demás y te lleva a sentirte mejor por dentro.
Porque cuando te sientes más seguro eres capaz de comerte el mundo y conseguir todo lo que deseas. Es la mejor forma de inspirar confianza y venderte mejor frente a tu equipo y tus clientes.
Creo que todos somos únicos y podemos tener una imagen impecable independientemente de nuestro cuerpo y presupuesto.
Sacarse partido no es un don limitado a unos pocos privilegiados. Te contaré como desarrollar esta capacidad y mostrar a través de tu imagen el talento que tienes.
De hecho, si estás ahora mismo aquí no es de casualidad. Es porque este tema, por algún motivo, está pidiendo a gritos que le prestes atención.
Con mi entrenamiento de estilo te ayudaré a sacar el máximo potencial de tu físico proyectando una imagen de confianza que te ayudará a irradiar seguridad vayas donde vayas.
Trabajar tu imagen te ayudará a mejorar tu actitud en el trabajo y en tu vida personal.
Y cuando hablo de imagen no hablo solamente de siluetas, patrones, tejidos o accesorios. Me refiero también a tu tono de voz, tu sonrisa, la forma en la que te expresas e incluso la forma en la que pisas cuando andas. Todo eso también suma o resta a tu imagen.
El estilo es decir de forma sencilla cosas complicadas.
No es algo frívolo. Es lo que te ayuda a decir al mundo quién eres y por qué estás aquí. Es conocerte y saber que la primera impresión que los demás tienen de ti es la que tú quieres.
Con mi trabajo aumento la autoestima de profesionales con talento que por su imagen no inspiran confianza y son conscientes de ello.
La confianza es crucial para vender, para cautivar a una persona y para lograr las metas y objetivos que te propongas.

Si te cuento esto es porque yo mejor que nadie sé lo que es huir de los espejos y querer que no se te vea mucho delante de una cámara de fotos.
Lo recuerdo en mi época de la universidad. Con frecuencia acompañaba a personas que tenían dificultad para comprarse ropa. Para mí era un desafío y me encantaba echar una mano a esas personas que no se encontraban cómodas con su imagen.
Tenía un momento favorito.
Era cuando probándose algo favorecedor esas personas se miraban al espejo y se les iluminaban los ojos al ver su reflejo. Se olvidaban de que yo estaba allí, se observaban con nuevos ojos y se sorprendían de su nuevo yo. Era como si se redescubrieran a sí mismas.
Pasaron 15 años hasta que entendí por qué ese era mi momento favorito y por qué hacía lo que hacía.
Me gusta el brillo que tiene la mirada de alguien que cuando se mira al espejo le gusta lo que ve.
La energía que produce un tema que aparenta ser banal y superficial pero que en la realidad demuestra que es fundamental para cada persona.
Me gusta hablar con las personas y vislumbrar la íntima relación que existe entre la autoestima y el liderazgo.
Me gusta la gente que se atreve en la vida. Me gusta la gente que se pone en camino de la persona que podría ser.
Vislumbro el poder oculto que esto tiene en la vida personal y profesional de cada uno.
En este espacio quiero que te pongas cómodo y que disfrutes de las herramientas que pongo a tu disposición para que goces de un estilo definido y coherente con quien eres o con quien quieres ser.
Te mostraré como tener una imagen que te diferencie de los demás, te haga subir puntos y te abra puertas. Con ellos irradiarás confianza y proyectarás la imagen de éxito que deseas.
6 detalles que no sabes sobre mí y probablement te guste saber.

1.
Después de trabajar en L’Oreal decidí irme a Londres a estudiar en Central Saint Martins Personal Styling and Image Consultant. A la vuelta de aquella experiencia trabajé en Telva, pasando después por Yo Dona, El Mundo y finalmente por Expansión. Sin embargo, toda esa formación y mi habilidad para ayudar a otras personas a sacarse partido no me sirvió de nada cuando engordé veinte kilos en cada uno de mis tres embarazos. Deje de verme bien y de cuidarme. Dejé de comprarme ropa y ese tema pasó a no ser algo importante en mi vida. No tenía ni tiempo ni interés. Todo ese proceso laboral y personal me hizo ver la profunda relación que tiene la autoestima con el estilo que proyectas. El profundo poder que tiene la persona que se mira al espejo y le gusta lo que ve para sentirse fuerte y con confianza.
2.
En un taller de estilo al que asistí fui consciente de que “el estilo es una cuestión de actitud” y que para tener estilo “sólo hace falta querer tenerlo”. Caí en la cuenta de que efectivamente había vuelto a interesarme por mi imagen porque era bueno para mí, bueno para sentirme bien, bueno para mi familia y era muy bueno para mi carrera profesional.
3.
Mientras estaba trabajando mi estilo no dejaron de señalarme lo delgada que me había quedado y cómo conseguía seguir adelgazando. La realidad es que durante todo el proceso que duró muchas semanas yo no varíé de peso y sin embargo la percepción de los demás fue otra. No era el peso lo que variaba era mi actitud y mi armario.

4.
Lo que más ha marcado mi forma de trabajar es tener cuatro hijos muy seguidos que me han hecho super práctica. Estoy acostumbrada a anticiparme a las posibles situaciones y a exprimir el tiempo y los recursos disponibles.
5.
Vivo en Madrid aunque soy de Zaragoza y me encanta estar en contacto con la naturaleza, ver el asombro en la cara de mis hijas, tomar algo en una terraza bonita, charlar con mis amigas de lo divino y lo humano y escaparme al cine con mi marido. Para mí un día perfecto es levantarme y desayunar tranquilamente, dar un paseo, tomar el aperitivo y pasar un rato de charla con mi gente.
6.
Creo firmemente que pequeños cambios hechos con constancia consiguen grandes objetivos. Lo sé porque lo experimento en mí todos los días. Y que al final querer es poder.